LA MUERTE DE SARA
Libro de Génesis Cap. 23, Podcast #019
Abraham, le pido a los heteos que le vendieran de la tierra que en
ese momento les pertenecía a ellos, a pesar de que Abraham tuviera la promesa
por parte de Dios de que toda esa tierra seria para su descendencia, él les
solicita una parte en la región de Hebrón, al sur de lo que hoy conocemos como
Jerusalén y al oeste del mar muerto, la
cueva llamada Macpela para sepultar a su esposa en ese lugar que le
vendieran. Abraham, no pidió que le regalaran la cueva, él quiso pagar el
precio justo por la propiedad. En aquel tiempo, la gente dueña de las tierras
no vendían en si terrenos ya que no se consideraban propiedades, pero las
sepulturas si así como los poso de agua, eran lugares que si se apropiaban y
era necesario comprarlos para demostrar su pertenecía. Abraham pidió el precio
justo por esta heredad ya que iba a sepultar a su amada mujer.
Recordemos que Abraham estaba muy dolido por la muerte de
su esposa, la compañera en esta gran comisión que le había dado Dios, una
mujer que abandono su lugar de residencia en Ur de los Caldeos para ir a una
región desconocida, abandono a su parentela y se fue junto con su esposo al
lugar que Dios les mando donde les daría descendencia; una mujer que arriesgo
su vida en varias ocasiones por salvar la de su esposo y donde Dios les dejo
observar su poder al rescatarla en cada una esas tribulaciones; una mujer que a
pesar de sus errores tenía la Fe en que Dios cumpliría su promesa de mandarle a
un hijo, y que preciosa promesa, ese hijo que nos trajo a todos la salvación de
nuestras almas, ya que de Isaac vendría nuestro Sr Jesús. Bendito sea nuestro
Padre eterno que en todo cuido detalle, desde esas fechas ya estaba el plan
para ti y para mí, el plan de la redención a través de su hijo amado, su único,
Jesús. Es precioso como lo habla Pablo en su carta a los Gálatas 4:31 “De
manera, hermanos, que no somos hijos de la esclava, sino de la libre.” Y en
Romanos 9:7 “ni por ser descendientes de Abraham, son todos hijos; sino: En
Isaac te será llamada descendencia.”
Algo precioso que
debemos notar en las escrituras acerca de Sara, es que es ejemplo para las
mujeres, Sara, mostro fidelidad a su esposo, mostro obediencia y esto la elevo
a ser mencionada en la primera epístola del apóstol Pedro 3:1-6 “Asimismo
vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos; para que también los que
no creen a la palabra, sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas,
considerando vuestra conducta casta y respetuosa. Vuestro atavío no sea el
externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos lujosos, sino
el interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y
apacible, que es de grande estima delante de Dios. Porque así también se
ataviaban en otro tiempo aquellas santas mujeres que esperaban en Dios, estando
sujetas a sus maridos; como Sara obedecía a Abraham, llamándole señor; de la
cual vosotras habéis venido a ser hijas, si hacéis el bien, sin temer ninguna
amenaza”. Sara una mujer de Fe, una mujer estéril que dio a luz a un hijo
llamado Isaac por creer en la promesa de Dios, Pablo nos habla de esto es su
carta a los hebreos 11:11 “Por la fe también la misma Sara, siendo estéril,
recibió fuerza para concebir; y dio a luz aun fuera del tiempo de la edad,
porque creyó que era fiel quien lo había prometido.”
Abraham hace negocio
justo con Efrón heteo para adquirir el campo donde se encontraba la cueva de
Macpela, Abraham hace una negociación justa y honrada, él pago el precio justo
para dejar herencia inclusive para parte de su descendencia, más adelante
observaremos que en esta heredad sepultaron a Isaac, a Rebeca, Lea y a Jacob
siendo esta cueva el sepulcro de los patriarcas.
Hermanos quiero destacar
3 puntos que creo son importantes este capítulo 23 del libro de Genesis:
Primero, la perdida de
algún familiar cercano como podría ser los más allegados como nuestras esposas,
nuestros padres, nuestros hermanos e incluso nuestros hijos son situaciones
difíciles de sobrellevar, Abraham nos demuestra su dolor al derramar lágrimas
por su esposa Sara, su deseo era sepultarla y llorarla. Está bien llorar
hermanos, es una perdida dolorosa, yo hasta este momento no he perdido a mis
seres queridos más cercanos, pero recuerdo muy bien la muerte de mi abuelo y el
impacto que provoco en mi familia, especialmente en mi padre, era un dolor
inexplicable ya que en mi familia nunca se había dado una muerte tan cercana
como la del abuelo; hubo abundancia de lágrimas y dolor. Nosotros hermanos
tenemos derecho a llorar, pero no olvidemos la promesa preciosa que nos dejó
nuestro Sr Jesús, Juan 11:25 “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en
mí, aunque esté muerto, vivirá.” La muerte física hermanos no es el final, sino
el comienzo de algo maravilloso y eterno. No saben cuan agradecido esto a Dios
por esta palabra, llena mi corazón de esperanza y perseverancia, espero que a
ustedes también.
En segundo lugar, es que
tenemos que estar preparados para estos eventos hermanos, es 100% probable que
estaremos en algún momento de nuestras vidas involucrados en este problema ya
sea con alguien más o con uno mismo, y debemos prevenir esto en cuanto tenemos
conciencia de la muerte; yo hermanos soy un hombre joven y estoy aprendiendo
con ustedes, estos podcasts son mis estudios que se los comparto, y bueno hoy
he sentido la necesidad en mi corazón de prevenir este problema en el que
estaré involucrado tarde que temprano, es muy triste ver como casi todos los
domingos acá en el sur de california se observan familias pidiendo dinero para
funerales por estas pérdidas repentinas, y con el dolor de su corazón están
horas y horas en medio del sol con la esperanza de la ayuda. Hermanos cuidemos
eso para no vernos de esa manera o preocupar a nuestros familiares con nosotros
mismos. Y también ayudemos cuando veamos esta necesidad, también es un buen
momento para predicar el evangelio.
En tercer y último lugar
hermanos, aunque ya lo mencioné hace poco, no puedo dejar de mencionarla, la
esperanza hermanos, al final de esta vida se encuentra la luz admirable de
nuestro Sr Jesús esperándonos con sus brazos abiertos de lado a lado, esto es
para nosotros, los de la Fe, nosotros no experimentamos obscuridad en la
muerte, sino luz, no hay tristeza en el corazón del moribundo sino una gran
alegría, es el momento de nuestra graduación, hemos perseverado hasta el final,
me gusta mucho la parte final del libro el progreso del peregrino, donde dice
esto:
Entonces ambos se dirigieron al agua; y al entrar, Cristiano comenzó a hundirse, y gritando a su buen amigo esperanza, le dijo: Me hundo en aguas profundas; las ondas cubren mi cabeza, y todas sus olas me sobrepasan!
Entonces ambos se dirigieron al agua; y al entrar, Cristiano comenzó a hundirse, y gritando a su buen amigo esperanza, le dijo: Me hundo en aguas profundas; las ondas cubren mi cabeza, y todas sus olas me sobrepasan!
Entonces dijo el otro:
“Ten buen ánimo, hermano; siento el fondo, y es bueno”. Y dijo Cristiano: Ah,
amigo mío, las tristezas de la muerte me han rodeado; no veré la tierra que
fluye leche y miel. Cristiano recordaba sus pecados y sus maldades antes de ser
cristiano y después de serlo y todo esto hacia que se hundiera más en el agua y
a Esperanza le costaba mantenerlo a flote, así que Esperanza se esforzaba por
consolarlo, diciendo: Hermano veo la puerta y a hombres que están allí a la
espera de recibirnos. Pero Cristiano le respondía: Te esperan a ti, tu has
tenido esperanza desde que te conozco. Y tú también le contesto él a Cristiano.
A lo cual esperanza añadió estas palabras: Ten buen ánimo, Jesucristo te hace
sano. Y Cristiano dijo en alta voz: Oh, le veo otra vez! Y me dice: cuando
pases por las aguas, yo estaré contigo; y los ríos no te hundirán. Entonces
ambos cobraron ánimo, y el enemigo quedo después de esto tan quieto como una
piedra hasta que los 2 hubieron cruzado. Cristiano, por lo tanto, encontró
terreno firme donde pisar; y se dedujo que el resto del rio no era profundo.
Así cruzaron.
Y en la rivera del rio,
al otro lado, vieron otra vez a los Hombres Resplandecientes, que les
esperaban. Y cuando salieron del rio los saludaron, diciendo: Somos espíritus
ministradores, enviados a ministrar a aquellos que serán herederos de la
salvación. Y fueron juntos hacia la puerta.
Que precioso hermanos,
no lo creen? Bueno a mí me encanta esta cita.
Hermanos, que Dios los
bendiga esta semana, estamos retomando este libro de Genesis que es precioso,
también nos pueden seguir en nuestro devocional que hacemos casi diario del
evangelio de Juan y los podcasts del evangelio de Mateo.
Que Dios los bendiga y
hasta la próxima con un poco más. En el precioso nombre que es sobre todo
nombre, Nuestro Señor Cristo Jesús. Amen!.
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