Devocional Matutino Abril 14 "Todos los que me ven me escarnecen" Salmos 22:7

DEVOCIONALES INSPIRADOS EN “DIA Y NOCHE DE CHARLES SPURGEON”

14 de Abril

Salmos 22:7

Todos los que me ven me escarnecen; Estiran la boca, menean la cabeza.

La burla fue un gran ingrediente en la aflicción de nuestro Señor Jesús. Judas se burló de él en el jardín; Los principales sacerdotes y los escribas se burlaban de él; Herodes lo puso en nada; Los sirvientes y los soldados se burlaban de él, lo escupían, lo insultaban brutalmente; Pilato y sus guardias ridiculizaron su realeza;

Y estando sobre la cruz le arrojaban todo tipo de horribles bromas y de espantosas burlas. El que alguien te ridiculice es siempre difícil de soportar, pero cuando estamos en aflicción, en un dolor intenso es algo tan cruel, tan inhumano, que nos corta como carne viva. ¡Imaginen a nuestro Salvador crucificado, atormentado por la angustia mucho más allá de toda imaginación humana, y luego imagínense esa multitud de personas amargadas, meneando la cabeza o sacando la lengua en el desprecio más amargo hacia una pobre victima que sufre! Seguramente debía de haber algo más en aquel Crucificado, algo más que solo ellos podían ver, o no hayan sido tan creativos para derrochar tanto desprecio. ¿Era acaso el Mal festejando en aquel preciso momento su aparente triunfo que, después de todo no podía hacer más que burlarse de esa preciosa bondad que entonces reinaba colgado en aquella cruz?

Mi Señor Jesús, "Despreciado y desechado entre los hombres (Isa 53:3)", ¿cómo pudiste morir por los hombres que te trataron tan mal? He aquí tu amor asombroso, tu amor divino, sí, tu amor más allá de nuestra comprensión. Mi Señor, nosotros también te hemos despreciado, en los días cuando estábamos lejos de ti, lejos de tus preceptos, nos burlábamos con los impíos, nos gozábamos en la maldad, inclusive aun cuando nacimos de nuevo, hoy que ya nos llamamos tus hijos, hemos alzado al mundo en nuestros corazones y, sin embargo, tu sangraste en aquella cruz para sanar nuestras heridas y moriste para darnos vida. ¡Mi Señor Jesús, ayúdanos a ponerte en tu trono glorioso, ayúdanos a ponerte en lo más profundo de nuestros corazones, y entonces anunciaremos alabanzas, sobre toda la tierra y sobre todo el mar, para que todo hombre te adore universalmente, así como te rechazamos unánimemente!

Todos los que me ven me escarnecen; Estiran la boca, menean la cabeza. Salmos 22:7 Hasta la próxima.