Devocional Octubre 5 "La fortaleza para el servicio de Dios" 1Re 19:8 Charles Spurgeon Dia

DEVOCIONALES INSPIRADOS EN “DIA Y NOCHE DE CHARLES SPURGEON”

5 de Octubre

1Re 19:8

"Se levantó, pues, y comió y bebió; y fortalecido con aquella comida caminó cuarenta días y cuarenta noches hasta Horeb, el monte de Dios.”

Toda fortaleza suministrada a nosotros por nuestro Dios es provista para el servicio, no para el desenfreno o la jactancia.
Cuando el profeta Elías encontró la torta cocida sobre las brasas, y la vasija con agua colocada en su cabecera, mientras yacía debajo del enebro, no era una comida para satisfacer el paladar de un caballero, estirándose a sus anchas y descansando después de comer; todo lo contrario, fue comisionado para ir cuarenta días y cuarenta noches fortalecido con esa comida, en camino hacia el Horeb, el monte de Dios. Cuando el Maestro invita a los discípulos a comer en el evangelio de Juan Cap. 21 ver. 12 diciendo: "Venid y comer", después que el festín concluyó, dijo a Pedro: "Apacienta mis ovejas"; agregando, además: "Sígueme." De la misma manera es con nosotros; comemos el pan del cielo (la palabra de Dios), para que podamos gastar nuestra fuerza al servicio de nuestro Maestro. Llegamos a la pascua, y comemos del cordero pascual con lomos ceñidos, y vuestro calzado en vuestros pies, con el fin de comenzar la obra una vez que hemos satisfecho nuestra hambre. 

Algunos cristianos son buenos para vivir en Cristo, pero no están ansiosos de vivir para Cristo. La vida en esta tierra debe ser una preparación para el cielo; y el cielo es el lugar donde los santos más comen y más trabajan. Se sientan en la mesa de nuestro Señor, y le sirven día y noche en su templo. Se alimentan de la comida celestial y prestan un servicio perfecto. Cristiano, con la fortaleza que diariamente obtienes de Cristo, trabaja para él. Algunos de nosotros todavía tenemos mucho que aprender en relación con el diseño de nuestro Señor al darnos su gracia. No hemos de retener los granos preciosos de la verdad como la momia egipcia retuvo el trigo por generaciones, sin haberle dado la oportunidad de crecer: hay que sembrar y regar. ¿Por qué el Señor hace descender la lluvia a la tierra sedienta, y dar la generosa luz del sol? ¿No es que estos pueden ayudar a todos los frutos de la tierra para producir alimentos para el hombre? De la misma manera el Señor alimenta y refresca nuestras almas para posteriormente, con nuestra renovada fortaleza, poder usarlas en la promoción de su gloria.

Que Dios los bendiga hermanos, y recordemos que cuando estemos fatigados y caigamos de rodillas a los pies de Cristo, y seamos levantados con fuerzas nuevas, esas fuerzas son y deben ser para la gloria de Dios. 1Re 19:8 hasta mañana.