9 de Enero
Jeremías 31:33
"Y yo seré su Dios".
¡Cristiano! He
aquí en esta frase todo lo que necesitas "Y yo seré su Dios".
Para ser felices, siempre deseamos que algo nos satisfaga; y te pregunto, ¿no
es acaso esto suficiente? Si pudieras derramar esta promesa en tu copa, ¿no
dirás como David: "mi copa está rebosando (Sal 23:5); Tengo más de lo que mi
corazón puede desear"?
Cuando esto se
cumple, "Yo soy tu Dios", ¿no eres tú poseedor de todas las cosas? El
deseo de un humano es insaciable como la muerte, pero Aquel que llena todo
puede saciarlo. ¿Quién puede medir la capacidad de nuestros deseos? Pero la
inmensa riqueza de Dios puede más que desbordarlos. Te pregunto si no estás
completo cuando Dios es tuyo. ¿Quieres algo más que Dios? ¿No es suficiente su suficiencia
para satisfacerte cuando todo lo demás falla? Pero tú quieres más que una
tranquila satisfacción; Tu deseas un placer extasiado. Ven, alma caminante,
aquí está la música del cielo en esta tu porción, porque Dios es el Creador del
Cielo. No toda la música sonada en delicados instrumentos, o sacada de cuerdas
vivas, puede producir la melodía como esta dulce promesa, "Yo seré su Dios."
Aquí hay un profundo mar de dicha, de un océano de alegría sin costas; Ven,
baña tu espíritu en ella; nada una era, y no encontrarás ninguna orilla; Bucea
por toda la eternidad, y no encontrarás fondo. "Yo seré su Dios". Si
esto no hace brillar tus ojos, y tu corazón palpitante de felicidad, entonces
seguramente tu alma no está en un estado saludable. Si tú quieres más que las
delicias presentes: anhelas algo sobre lo cual puedes ejercitar esperanza; ¿Qué
más puedes esperar que el cumplimiento de esta gran promesa, "Yo seré su
Dios"? Esta es la obra maestra de todas las promesas; Disfrutarlo es traer
el cielo a la tierra. Permanece en la luz de Cristo, y que tu alma siempre sea
arrebatada con su amor. Saca la médula de lo que esta porción de Su Palabra te
brinda. “Yo seré tu Dios”, Jer 31:33. Hasta mañana.
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