3 de Enero
Isaías 49:8
"Y te daré
por pacto al pueblo”
Jesucristo es en
Sí mismo la suma y la sustancia del pacto, y es uno de sus dones. Él es
propiedad de todo creyente. Hermano, ¿puedes calcular lo que has conseguido en
Cristo?
"En él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad"
Según nos dice Pablo en su carta a los Colosenses. Considera la palabra
"Dios" y su infinito alcance, y luego medita en "el Hombre
perfecto" y toda su belleza; Porque todo eso es Cristo, como Dios y
hombre, y lo que ha tenido y tiene, es tuyo, por pura Gracia, pasando a ti para
ser tuyo para siempre. Nuestro bendito Jesús, como Dios, es omnisciente,
omnipresente, omnipotente. ¿No te consuela saber que todos estos grandes y
gloriosos atributos son totalmente tuyos? ¿Es El poderoso? Ese poder es tuyo
para sostenerte y fortalecerte, para vencer a tus enemigos y para preservarte
hasta el fin. ¿Es El amoroso? Bueno, no hay una gota de amor en su corazón que
no sea tuya; Puedes sumergirte en el inmenso océano de su amor, y puedes decir todo
esto: "Es mío." ¿Es El justo? Puede parecer un atributo severo, pero
aun eso es tuyo, porque él, por su justicia, se ocupará de que todo lo que se
te ha prometido en el pacto de gracia te sea ciertamente asegurado. Y todo lo
que tiene como hombre perfecto es tuyo. Como un hombre perfecto, el placer del
Padre estaba sobre él. Él fue aceptado por el Altísimo. Y tu hermano, en la
aceptación de Cristo por parte de Dios es también tu aceptación; ¿O acaso no
sabes que el amor que el Padre puso en un Cristo perfecto, se pone también
sobre ti ahora? Porque todo lo que Cristo hizo es tuyo. Esa justicia perfecta
que Jesús realizó, cuando llevo una vida sin mancha guardando la ley y haciéndola
honorable, es tuya, y es imputada a ti. Cristo ES el pacto.
El poeta bautista
Charles Wesley, escribió hace más de 250 años el Himno “My God, I am Thine”, “Dios
mío, yo soy tuyo”, y a continuación lo cito:
"Dios mío, Yo
soy tuyo, ¡qué divino consuelo!
¡Qué bendición
saber que el Salvador es mío!
En el cordero
celestial tres veces feliz estoy,
Y mi corazón
baila al son de su nombre.
Hermanos, estemos
dichosos con este divino consuelo, que Jesús se entregó por nosotros por Pacto
perpetuo Isaías 49:8. Hasta mañana.
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