DEVOCIONALES INSPIRADOS EN “DIA Y NOCHE DE CHARLES SPURGEON”
8 de Septiembre
Oseas 14:
8
"De mí procede tu fruto."
Nosotros
encontramos nuestra fruta a través de la unión con Dios. El fruto de la rama proviene
directamente de la raíz.
Cortar la conexión, mata la rama, y no se produce fruto. En virtud de nuestra unión con Cristo producimos fruto. Cada racimo de uvas ha estado primero en la raíz, el cual ha pasado a través del vástago, fluyendo a través de los vasos de la savia, y formándose externamente en fruto, pero el fruto estuvo primeramente en el tallo; así también toda buena obra estuvo primeramente en Cristo, y luego se produjo en nosotros. O Cristiano, precioso premio es esta unión con Cristo; que debe ser la fuente de toda fertilidad, que podamos llegar conocer. Si tú no eres unido a Jesucristo, te dignas ser una rama estéril.
Cortar la conexión, mata la rama, y no se produce fruto. En virtud de nuestra unión con Cristo producimos fruto. Cada racimo de uvas ha estado primero en la raíz, el cual ha pasado a través del vástago, fluyendo a través de los vasos de la savia, y formándose externamente en fruto, pero el fruto estuvo primeramente en el tallo; así también toda buena obra estuvo primeramente en Cristo, y luego se produjo en nosotros. O Cristiano, precioso premio es esta unión con Cristo; que debe ser la fuente de toda fertilidad, que podamos llegar conocer. Si tú no eres unido a Jesucristo, te dignas ser una rama estéril.
Nuestra fruta
proviene de Dios a través de la Providencia espiritual. Cuando las gotas de
rocío caen del cielo, cuando la nube voltea hacia abajo desde lo alto, y está
apunto de destilar su tesoro líquido, cuando el sol brillante hincha los frutos
del racimo; cada bendición celestial puede susurrar al árbol y decir, " De
mí procede tu fruto ". La fruta debe mucho a la raíz, que es esencial para
la fertilidad, pero también debe mucho a las influencias externas. ¡Cuánto le
debemos a la Generosa Providencia de Dios! Que por medio de la cual nos provee eficaz y constantemente,
enseñanza, consuelo, fuerza, o cualquier otra cosa que queramos. A esto le
debemos toda nuestra utilidad o virtud.
Nuestra fruta
proviene de Dios a través de la sabia labranza. Un cuchillo de jardinero bien
afilado promueve la fertilidad del árbol, por el adelgazamiento de los racimos,
y cortando los brotes superfluos. De la misma manera, hermano, el Señor nos
poda a nosotros. “mi Padre es el labrador. Todo pámpano que en mí no lleva
fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve
más fruto. (Juan 15:1-2) " Dado que nuestro Dios es el autor de las Gracias
Espirituales, demos a él toda la gloria de nuestra salvación.
Hermanos, mantengámonos
unidos a la raíz que es Cristo para recibir la Providencia Espiritual que
necesitamos para nuestro crecimiento, maduración y fructificación. No olvidemos
que de Dios proviene nuestro Fruto. Oseas 14:8. Hasta mañana.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario