sábado, 5 de marzo de 2016

El hombre en el huerto de Eden. #002


Jehová Dios, planto un huerto en un lugar llamado Edén, al oriente. Y Dios hizo nacer en el huerto todo árbol delicioso y bueno para comer; y en el centro, el árbol de la vida y también el árbol del bien y del mal. (Gen 2:8-9)
Y para regar el huerto de Edén, salía un rio que se partía en cuatro brazos:
• Uno era Pisón –Actual río Indo y Canjes en la India-, que significa abundante.
• Otro era Guihón –Actual Rio Nilo en Egipto-, que significa estruendoso.
• Otro era Hidekel –Actual río Tigris- que significa punzante o ligero
• Y el otro era Éufrates, que significa fructífero. (Gen 2:10-14)
Tomo pues Dios a Adán y lo puso en el huerto para que lo trabajase, y le dio instrucciones:
-De todo árbol del huerto puedes comer Adán, más del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás, porque si comes de él, morirás-. (Gen 2:15-17)
Y Dios se desagrado que Adán estuviese solo, así que trajo de todos los animales del campo y aves del cielo al edén para que estuviesen con él y les diera nombre. Adán entonces nombro a todas las criaturas que Dios le trajo, pero no encontró compañía idónea para él, para que le ayudase. (Gen 1:18-20)
Entonces, Jehovah Dios hizo caer en sueño profundo a Adán, y mientras dormía, tomo una de sus costillas; y de esta costilla, hizo a la mujer. Y Adán al ver la creación de Dios, dijo: -Esto es hueso de mi hueso y carne de mi carne-, y llamo a la mujer Eva. (Gen 2:21-23)
Y  Dios instituye el matrimonio diciendo: -Por tanto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer y serán una sola carne- (Gen 2:24)
Y Dios también los bendijo diciendo: Fructificar y multiplicarse y llenar toda la tierra, y gobernarla, y dominar en los peses del mar, en las aves del cielo y todas las bestias que se mueven en la tierra. (Gen 1:28).
Como hemos escuchado, primeramente, Dios se agradó con el hombre que había creado, Dios hizo un huerto, un área especial con todo lo mejor de su creación y colocó allí al hombre, a Adán. Le dio instrucciones de trabajar la tierra y de obedecer sus mandamientos, prohibiéndole comer del árbol del bien y del mal, el cual simboliza su propia voluntad, pero permitiéndole comer de cualquier otro árbol incluyendo el árbol de la Vida, el cual simboliza la palabra de Dios. Este es el albedrío que desde el principio hasta nuestra época tenemos todos los seres humanos, escoger entre la Vida verdadera la cual es su palabra, nuestro Sr Cristo Jesús, o nuestra propia filosofía, nuestra propia determinación de lo que está bien o de lo que está mal. Pero que dice el Salmo 95 del Rey David:
Porque él es nuestro Dios; Nosotros el pueblo de su prado, y ovejas de su mano. Si oyereis hoy su voz, No endurezcáis vuestro corazón, Como en la provocación, en el día de la tentación en el desierto, Donde me tentaron vuestros padres, Me probaron, y vieron mis obras. Cuarenta años estuve disgustado con la nación, Y dije: Siempre andan vagando en su corazón, Y no han conocido mis caminos. Por tanto, juré en mi furor Que no entrarían en mi reposo.
También escuchamos que Dios no se agradó con que Adán estuviese solo, así que Dios trajo a Adán de todos los animales que había creado al Edén para que los nombrase y le hicieran compañía, pero a Adán no encontró compañía adecuada para El, Idónea es la palabra, compañía Idónea para él. Así que Dios lo durmió y de Adán mismo, de una de sus costillas Dios formo a Eva, instituyendo el Matrimonio con la frase: Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer y serán una sola carne. El principio sería porque del varón fue tomada, y al varón volverá al unirse en matrimonio y ser nuevamente una sola carne. También entendemos que el matrimonio es un complemento, el complemento de un hombre es la mujer y de la mujer el hombre, complemento por sus cualidades naturales, como reproductivas, pero también psicológicas y sociales. Mientras que la mujer suele ser más sensible y perceptiva, el varón más tosco y despreocupado, pero si las juntas pueden ambos pueden madurar y perfeccionar sus imperfecciones. Cada quien conforme a su papel nos habla Pablo en la carta a los Efesios haciendo alusión a Cristo Jesús y la Iglesia:
Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha. Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama. Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia, porque somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos…
Hermanos, que Dios les bendiga a todos, pero en especial a los de pareja, a los que son casados, para que mantengan en sus corazones fieles a la frase “y dejara a su padre y a su madre y se unirá a su mujer y serán una sola carne”. Para que vivan su matrimonio en soledad el uno con el otro, pero en unidad con Dios, que el Amor, el respeto, pero sobre todo la guía de Dios, su Palabra este siempre con ustedes. En el nombre de Cristo Jesús, Amen.

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